The White House
President George W. Bush
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Oficina del Secretario de Prensa
11 de marzo de 2008

Declaraciones del Presidente ante la Convención 2008 de Comunicadores Religiosos de Radio y Televisión
Gaylord Opryland Resort and Convention Center

Nashville, Tennessee

11:00 A.M. CDT

EL PRESIDENTE: Gracias a todos. (Aplausos.) Gracias a todos. Por favor, tomen asiento. Gracias por la cálida bienvenida. No hay nada mejor que ser presentado por otro tejano. (Aplausos.) Y es bueno ver a mis amigos tejanos aquí. (Aplausos.) Como mi amigo, Evans, de Dallas. ¡Qué bueno verte, Tony! Gracias por permitirme venir.

Este público es un poco ruidoso. (Risas.) Realmente me complace estar aquí. Desde hace 64 años, esta asociación ha reunido a algunas de las voces más memorables de la. de nuestra comunidad cristiana aquí en Estados Unidos. Ustedes han predicado las bondades de la compasión, la comprensión y la paciencia. Las he necesitado todas durante mi periodo como Presidente. (Risas.)

De muy joven aprendí lo que era obedecer la voz de la autoridad. y mi madre les envía sus más cordiales saludos. (Risas.) Toda mi vida estuve rodeado de mujeres de gran fortaleza, como mi esposa. (risas). y hablando de mujeres de gran fortaleza y generosidad, Laura les envía sus más cordiales y afectuosos saludos. (Aplausos.)

Tenemos algo más en común: la misma persona abrió las puertas para todos nosotros. Fue el pionero de los comunicadores religiosos en Estados Unidos. Llevó el evangelio a millones, y hace muchos años me ayudó a cambiar mi vida. Y hoy este hombre bueno está recuperándose de una operación en Carolina del Norte. Y por favor, enviémosle juntos nuestros saludos y nuestro cariño a Billy Graham. (Aplausos.) Muchos estadounidenses quieren a Billy Graham, y soy uno de ellos. Así que, Billy, estamos pensando en ti.

Él ha llevado la bondad y la gracia del Todopoderoso a incontables estadounidenses, y todos y cada uno de ustedes desempeñan esa misma misión todos los días. Renuevan a los pobres de espíritu. Llevan consuelo a quienes viven angustiados. Y les muestran a millones el camino a la salvación y la paz de Dios.

Les agradezco por guiar a los fieles. Les agradezco por fortalecer a las familias estadounidenses. Les agradezco por respaldar nuestros valores, entre ellos el derecho a la vida. (Aplausos.) Y aprecio su firme convicción en la universalidad de la libertad. Creo.y sé que la mayoría de ustedes, si no todos, creen que todos y cada uno de los hombres, mujeres y niños sobre la faz de la Tierra ha recibido el gran regalo de la libertad de Dios Todopoderoso. (Aplausos.) Y hoy quiero hablarles de este precioso don, de la importancia de proteger la libertad aquí en nuestro país, y del llamado a ofrecer esta libertad a otros que nunca la tuvieron.

Pero antes de hacerlo, deseo agradecerles al Dr. Ron Harris y su esposa, Judy, que vinieron directamente de Arlington, Texas. (Aplausos.) Les agradezco a los demás miembros del Comité Ejecutivo Nacional de Comunicadores Religiosos. Les agradezco al Dr. Frank Wright y su esposa, Ruth. Les agradezco a los miembros del Congreso que han venido hoy: el congresista Mike Pence de Indiana; el congresista Lincoln Davis de Tennessee, y la congresista Marsha Blackburn de Tennessee. Gracias a todos por venir. Es un orgullo estar con ustedes.

Esta organización ha tenido muchas misiones importantes, pero ninguna más importante que asegurar nuestras frecuencias aéreas, las frecuencias aéreas de Estados Unidos. asegurar que estén abiertas a quienes predican la Buena Nueva. (Aplausos.) La primera enmienda de nuestra Constitución incluye la libertad de expresión y la libertad de culto. Los fundadores creían que el Creador nos había otorgado estos derechos inalienables. Son vitales para una democracia saludable, y nunca debemos permitir que nadie nos los arrebate. (Aplausos.)

Menciono esto porque está teniendo lugar una iniciativa que pondría en peligro su derecho a expresar sus opiniones en las frecuencias de transmisión pública. Algunos miembros del Congreso quieren instaurar una norma que fue revocada hace 20 años. Tiene un nombre digno de Orwell: la Doctrina de la Equidad. Los partidarios de esta norma dicen que toda discusión vía transmisión pública de los llamados asuntos polémicos debe otorgar obligatoriamente la misma cantidad de tiempo a todas las partes en la discusión. Esto significa que muchos programas que desean permanecer en el aire tendrían que cumplir con la definición de equilibrio según Washington. Por supuesto, para algunos en Washington, las únicas opiniones que requieren ser equilibradas son las que no les agradan. (Risas y aplausos.)

Sabemos cuáles son los verdaderos blancos de los partidarios de este llamado equilibrio: programas presentados por gente como Rush Limbaugh o James Dobson, o muchos de ustedes aquí presentes. Al insistir en este llamado equilibrio, quieren silenciar a quienes no concuerdan con ellos. La verdad de fondo es que saben que no pueden ganar en el debate público de las ideas. No reconocen que ustedes son el equilibrio, que ustedes son la voz. (Aplausos.) El país no debe temer la diversidad de opinión. Al fin y al cabo, la diversidad de opinión nos fortalece.

Si el Congreso realmente respalda el libre y franco intercambio de ideas, entonces hay una manera de demostrarlo ahora mismo. Los republicanos han propuesto un proyecto de ley que prohibiría la instauración de la llamada Doctrina de la Equidad. Desafortunadamente, los líderes demócratas de la Cámara de Representantes han bloqueado la acción con respecto a este proyecto. Y en respuesta a esto, casi todos los republicanos en la Cámara de Representantes firmaron la llamada "petición de exención", que requiere que el Congreso ponga al voto la aceptación o rechazo de la prohibición. Esta petición sólo requiere 24 signatarios más.

Quisiera agradecerle a Mike Pence, quien nos acompaña hoy, y al congresista Greg Walden, por impulsar este esfuerzo y defender el derecho de la gente de expresarse libremente. Y exhorto a los otros miembros a unirse a la petición de exención. Pero les diré algo: Si el Congreso aprueba cualquier ley que limite el derecho que tienen ustedes a expresar su opinión, la vetaré. (Aplausos.)

Nosotros apreciamos la libertad en Estados Unidos y somos los líderes mundiales no porque tratamos de limitar la libertad, sino porque hemos ayudado a propagarla. Ustedes y yo sabemos que la libertad tiene el poder de transformar vidas. Ustedes y yo sabemos que las sociedades libres son más pacíficas y más prósperas. Ustedes y yo sabemos que, de tener la oportunidad, los hombres, mujeres y niños de todas las sociedades de la Tierra escogerán una vida de libertad. si se les da la oportunidad. a menos, por supuesto, que no crean que la libertad es un don del Todopoderoso. La libertad que valoramos no es sólo nuestra. La libertad no es el regalo de Estados Unidos al mundo; es el regalo de Dios a toda la humanidad. (Aplausos.)

No es mera coincidencia que la región menos libre del mundo sea también la más violenta y peligrosa. Por demasiado tiempo, en aras de la estabilidad, el mundo se ha contentado con ignorar la opresión. las formas opresivas de gobierno en el Oriente Medio.

El resultado fue que toda una generación de jóvenes creció con pocas esperanzas de mejorar su vida, y muchos cayeron bajo la influencia del extremismo violento. El lugar donde nacieron tres de las religiones más importantes del mundo se convirtió en el hogar de los terroristas suicidas. Y los resentimientos que empezaron en las calles del Oriente Medio causaron la muerte de gente inocente en trenes, aviones y edificios de oficinas en todo el mundo.

Uno de esos días fue el 11 de septiembre de 2001. Vimos de primera mano cómo la falta de libertad y oportunidades en el Oriente Medio afecta directamente nuestra seguridad aquí en nuestro país. Diecinueve hombres asesinaron a casi 3,000 personas porque alguien los convenció de que estaban actuando en el nombre de Dios. El asesinato de inocentes para lograr objetivos políticos es vil y debe ser condenado. (Aplausos.)

Estos asesinatos no fueron instrumentos del poder celestial; fueron instrumentos del mal. (Aplausos.) Y hemos visto esto antes. Es importante no olvidar las lecciones de la historia. Debemos recordar la maldad de los nazis que exterminaron a los judíos en sus campamentos de la muerte. la maldad de los crímenes de Pol Pot. Y el genocidio en Ruanda ocurrió porque las personas se habían endurecido de corazón. Debemos enfrentarnos a este tipo de enemigo y debemos derrotar a este tipo de enemigo. (Aplausos.)

Es lo que exigen estos tiempos. Con frecuencia, las generaciones escuchan el llamado a la acción para defender la libertad, y éste es uno de esos momentos. Desde el 11 de septiembre, estamos a la ofensiva. Mi deber más importante, y el deber más importante de quienes están a su servicio en el gobierno, es proteger a los inocentes de cualquier ataque. Y por eso estamos a la ofensiva. Mi opinión es que, si presionamos al enemigo, si lo llevamos ante la justicia, si lo derrotamos en el extranjero, no tendremos que enfrentarlo en nuestro país. Es la mejor estrategia para proteger a Estados Unidos en el corto plazo. (Aplausos.)

Pero eso sólo funciona a corto plazo. La mejor manera de derrotar al enemigo a largo plazo es derrotar a la ideología de odio con una visión que se basa en la esperanza y que es una sociedad que se basa en la libertad. Si creen en la universalidad de la libertad, entonces reconocerán que la gente, si tiene la oportunidad, si se le da la oportunidad, la aprovechará y marginará a los extremistas y aislará a los radicales.

Las sociedades con esperanza son las que proporcionarán, dentro de un tiempo, la protección que deseamos aquí en Estados Unidos. Y eso ocurrirá a menos que Estados Unidos pierda esa visión y su valentía. Y eso ocurrirá, a menos que olvidemos las lecciones de la historia.

Quisiera compartir una historia con ustedes. Algunos ya me habrán escuchado contarla antes. Pero uno de mis mejores amigos en la comunidad internacional, alguien con quien he pasado mucho tiempo hablando sobre cómo derrotar al extremismo y defender la paz, era el Primer Ministro de Japón. Y lo que me parecía más interesante era la historia de mi familia. Mi padre, como muchos de los parientes de ustedes, se ofreció para luchar contra nuestro enemigo jurado, los japoneses. Y 60 años después, su hijo está sentado a la mesa de la paz, planeando y pensando cómo podemos hacerle frente a esta forma de extremismo a corto y largo plazo. Algo pasó entre el alférez Bush y el 43er Presidente Bush. Y lo que ocurrió fue que Japón adoptó la libertad como núcleo de su sistema político.

La libertad puede transformar sociedades. La libertad puede transformar enemigos en aliados. Y algún día, si Estados Unidos es firme y optimista, la gente. un Presidente podrá decir que algo maravilloso ha ocurrido: me senté a la mesa de negociaciones con un líder de las naciones musulmanas, todo con la meta de mantener la paz, de propagar la libertad y preservar la seguridad de Estados Unidos. (Aplausos.)

Participamos en esta lucha en todo el mundo. Y por supuesto, los teatros más notables de esta lucha ideológica son Afganistán e Iraq. Hay quienes al parecer piensan que vale la pena librar una de estas batallas y la otra no. en otras palabras, hay una guerra buena y una guerra mala. ¿Saben? El enemigo lucha ardorosamente en ambos países para apoderarse del poder e imponer su visión brutal. Ambos teatros son parte de la misma guerra, el mismo llamado, la misma lucha. Y por eso es esencial que tengamos éxito.

Hace siete años, Afganistán era refugio de los enemigos de Estados Unidos. El 11 de septiembre. los piratas aéreos del 11 de septiembre se capacitaron y confabularon bajo la protección del Talibán. Trabajamos con. debido a que trabajamos con afganos valientes, debido a que defendimos una doctrina que dice: quien protege a un terrorista es tan culpable como un terrorista, derrocamos al Talibán, liberando así a 25 millones de personas de las garras de un régimen salvaje y brutal. (Aplausos.)

Los campamentos utilizados por los terroristas han sido desmantelados. El Talibán ha sido derrocado. Y luego emprendimos una tarea que sabíamos que iba a ser difícil, pero igualmente esencial para evitar que nuestros enemigos recuperasen el poder, y que fue ofrecer ayuda al pueblo afgano a fin de reemplazar la tiranía por la libertad. Realizamos la labor a corto plazo de negarles refugio. Pero hicimos algo más. Dijimos: queremos ayudarlos a llevar una vida cuya base sea la libertad. Y era una tarea colosal, si uno realmente la ponía en perspectiva. El pueblo afgano tenía poca experiencia con la democracia; es un concepto foráneo. Hemos crecido con él aquí; en Afganistán, cuando uno dice democracia, no saben exactamente de qué se está hablando.

El pueblo afgano bajo el Talibán no tenía una constitución ni ninguna de las instituciones normales de un gobierno libre y estable. Afganistán era uno de los países más pobres del mundo, con pocos recursos naturales, y un pueblo que pensaba que estaba condenado a terrible sufrimiento.

En todo el país, había apenas 30 millas de caminos pavimentados. Sólo 9 por ciento de la población tenía acceso a atención de la salud. Bajo el estricto control del Talibán, las mujeres eran tratadas como bienes muebles y las niñas no podían ir a la escuela. Los niños vivían en el odio y la miseria, y no se les permitía actos tan simples como volar cometa. Era una sociedad retrógrada, brutal.

Pero teníamos mayores aspiraciones para el pueblo de Afganistán. Nos fijamos metas altas, porque creemos en la universalidad de la libertad. Confiamos en el poder de la libertad para transformar al país, una cierta confianza que debe estar acompañada por principios básicos en la vida. Y estamos viendo los resultados. Ocho millones de afganos acudieron a las urnas para elegir a un Presidente por primera vez en su historia. Los afganos redactaron una nueva constitución y eligieron una asamblea nacional. Con el apoyo de aliados internacionales, la economía de Afganistán ha aumentado al doble. Ahora hay más de 1,500 millas de caminos pavimentados. La mayoría de la población tiene acceso a atención de salud. Las mujeres ocupan escaños en el parlamento. Las niñas asisten a la escuela nuevamente. Y ésta es una señal pequeña pero indicativa: Los niños afganos vuelan cometas nuevamente. (Risas y aplausos.)

Está surgiendo una sociedad libre, y la pregunta fundamental a la que se enfrentan Estados Unidos de Norteamérica y nuestros amigos y aliados es, ¿vale la pena y es necesario? Considero que es necesario, y creo firmemente que vale la pena. En Afganistán hay muchos desafíos. Deben superar la corrupción y deben combatir el narcotráfico y deben afianzar el gobierno en todos los niveles. Se enfrentan a un enemigo depravado y brutal que está decidido a recuperar el poder y negarle al pueblo de Afganistán su libertad.

Vimos la naturaleza de este enemigo cuando extremistas del Talibán invadieron una escuela afgana. Secuestraron a seis maestros; apalearon a las escolares para asustarlas y evitar así que asistieran a clases. Vimos la naturaleza de este enemigo cuando extremistas decapitaron al director de una escuela afgana y forzaron a su esposa e hijos a presenciarlo. Vimos la naturaleza de este enemigo el verano pasado cuando extremistas del Talibán le pagaron a un niño afgano para que empujara una carreta con explosivos hacia un mercado atiborrado de gente. Y los terroristas detonaron la carreta, matando al niño y a oficiales de seguridad afganos.

El enemigo no ve el valor de la vida humana. Y continúa su campaña de ataques sangrientos y horrendos, todos con el propósito de desmoralizar al pueblo de Afganistán y todos con el propósito de esperar que se marche la coalición. Por el bien de la humanidad y por la seguridad de nuestro pueblo, por el bien de la vida humana y la dignidad humana, y por la seguridad de Estados Unidos de Norteamérica, detendremos este movimiento asesino ahora, antes de que encuentre una nueva vía al poder. (Aplausos.) Considero que es importante que los gobiernos les hagan frente a los problemas ahora, y no se los pasen a otras personas. Y ésa es la decisión que he tomado por la paz y por la libertad.

Nuestras tropas alcanzaron logros el año pasado al asociarse con afganos locales contra el enemigo al este de Afganistán, un baluarte de insurgentes. Ahora el Talibán y sus aliados procuran lanzar nuevos ataques contra el pueblo. En otras palabras, son asesinos implacables. Sus métodos y su inmoralidad han alienado a muchas de las personas que alguna vez los apoyaron.

Es asombroso lo que sucede cuando existe un contraste. cuando se les presenta claramente un contraste ideológico a las personas: ¿Quiere vivir en libertad o quiere que se le niegue a su hijita la oportunidad de ir a la escuela? Los afganos en todo el país están contraatacando. Más de 50,000 afganos ingresaron a servicio activo en el ejército de Afganistán; 76,000 ingresaron a las fuerzas policiales. Han invertido en esta lucha y necesitan nuestra ayuda. Es lo que están diciendo. que quieren ayuda. Y vamos a dársela. Es de interés para nosotros apoyar a esta gente.

En lo que queda del año, Estados Unidos trabajará con nuestros aliados y el pueblo afgano en un esfuerzo enérgico de oposición al enemigo. En la primavera, Estados Unidos aumentará nuestro compromiso militar con el país. Estamos enviando una unidad expedicionaria y un batallón de la Infantería de Marina, lo que asciende a más de 3,200 infantes adicionales para capacitar a las fuerzas afganas y apoyar la ofensiva contra el Talibán al sur de Afganistán.

Los aliados de la OTAN y otros socios también participan en la lucha. Muchos de estos aliados, particularmente los canadienses y australianos, los holandeses, los daneses y los británicos han asumido algunas de las misiones más difíciles en zonas peligrosas. Quizá hayan oído recientemente sobre un joven británico que luchó contra el Talibán. Era el Príncipe Harry de Gales. Cuando regresó a Inglaterra, dijo lo siguiente: "Si hubiesen hablado con muchos de los otros muchachos que se bajaron del avión conmigo, hay mucha gente dispuesta a regresar y servir a su país". Y admiramos ese espíritu, como también lo hace el pueblo afgano.

En unas cuantas semanas, asistiré a la cumbre de la OTAN en Bucarest. Les agradeceré a nuestros aliados por apoyar al pueblo. al valiente pueblo de esta joven democracia. Les recordaré que tenemos la misión de no sólo proteger nuestra propia seguridad; sino que se trata de una misión humanitaria que les dará a las niñas la libertad de hacer sus sueños realidad.

También le pediré a la OTAN que, junto con Estados Unidos, haga mucho más. Éste es el momento de que las naciones tomen las difíciles decisiones necesarias para que nuestros hijos puedan crecer en un mundo más pacífico. Haré un llamado para pedir mayor asistencia internacional a fin de ayudar a Afganistán en su camino a la libertad. Sabemos lo que está en peligro y sabemos lo que tenemos que hacer. Y entonces, ayudaremos al pueblo de Afganistán a gozar de los frutos de la libertad.

El otro frente de esta lucha ideológica es Iraq. Y así como lo hicimos en Afganistán, eliminamos una amenaza letal para nuestra seguridad nacional. La decisión de derrocar a Sadam Husein fue una decisión acertada a inicios de mi presidencia; es una decisión acertada en este momento de mi presidencia, y siempre será una decisión acertada. (Aplausos.)

Y nuevamente asumimos una difícil tarea que sabíamos esencial para evitar que los enemigos de Estados Unidos tomaran el poder. No tomamos el camino fácil de reemplazar a un dictador por otro. En cambio, ofrecimos a los iraquíes la oportunidad de forjar un futuro de libertad. En ese esfuerzo, nuestra coalición enfrentó. también enfrentó tremendos desafíos. Como Afganistán, Iraq tenía poca experiencia con la verdadera democracia. Los iraquíes realizaron votaciones nacionales para Presidente, pero lo cierto era que sólo un candidato figuraba en la boleta electoral. En 1995, Sadam Husein recibió 99 por ciento del voto. Siete años más tarde le fue un poquito mejor. (risas). recibió 100 por ciento del voto. (Risas.)

Al mismo tiempo que los iraquíes experimentaban estas farsas grotescas, eran víctimas de redadas aleatorias por la policía secreta. Las mujeres eran violadas por las autoridades iraquíes. Los ciudadanos eran mutilados y arrojados en fosas colectivas. Y los chiítas y suníes y curdos eran oprimidos y forzados a enfrentarse unos a los otros.

A pesar de las divisiones y desafíos, me pareció, como a muchos en mi gobierno, que la libertad tiene el poder de transformar a este país; que la libertad tiene el poder de ofrecer esperanza tras la desesperación. Y entonces, le tendimos la mano a la población y el pueblo iraquí respondió. Juntos, los chiítas, curdos y un número cada vez mayor de suníes se sumaron a Estados Unidos para promover una visión audaz, que es forjar una democracia perdurable en el corazón del Oriente Medio.

Doce millones de iraquíes se sobrepusieron a las amenazas de violencia y acudieron a votar para elegir un gobierno representativo. Quizá recuerden los días en que las personas agitaban dedos manchados de tinta púrpura. Los iraquíes redactaron una de las constituciones más democráticas del mundo árabe, y cientos de miles de iraquíes han levantado la mano y arriesgado la vida para defender a su país.

El enemigo vio estos logros y estaba decidido a acabar con ellos. Prepararon horrorosos actos de violencia concebidos para explotar las divisiones sectarias e incitar más matanzas. Y en estos actos vimos nuevamente la naturaleza del enemigo. Vimos la naturaleza del enemigo cuando mataron a un niñito, luego escondieron explosivos en su cuerpo para que explotara cuando su familia fuera a recuperarlo. Vimos la naturaleza de este enemigo cuando pusieron a niños en el asiento trasero de un auto para poder pasar por el control de seguridad, y luego hicieron estallar el auto con los niños aún adentro. Vimos la naturaleza del enemigo hace poco más de un mes cuando enviaron a dos mujeres iraquíes con retraso mental y aquejadas de problemas, con chalecos suicidas a mercados atestados. Los chalecos explotaron, matando a las mujeres y a decenas de personas inocentes.

Cualquiera que dude de la importancia de vencer a este enemigo depravado no tiene sino que imaginar lo que sucedería si nos echasen de Iraq antes de concluir la labor. ¿Qué pasaría si se apoderasen del territorio de. para poder tener un refugio? ¿Qué sucedería si se apoderasen de los campos petrolíferos y usasen su riqueza para atacar a Estados Unidos y nuestros aliados?

Éstas son personas depravadas que no saben lo que es humanidad. No dudarían en asesinar. Es esencial que nuestros ciudadanos lo comprendan. Y es por eso que es necesario luchar esta guerra, y es por eso que esta guerra. que es necesario vencer a este enemigo.

Quisiera no tener que hablar de la guerra. Ningún Presidente quiere ser Presidente en tiempos de guerra. Pero ante la realidad del mundo, tomé la decisión de que éste es el momento de hacerle frente, éste es el momento de enfrentarse a este enemigo, y éste es el momento de diseminar la libertad como la gran alternativa a la ideología que propugnan. (Aplausos.)

Hace poco más de un año, las cosas no iban bien en Iraq. Terroristas y extremistas tenían éxito en sus esfuerzos de precipitar a Iraq al caos. La paz y seguridad de Estados Unidos dependían de que venciéramos a este enemigo, como les dije. Entonces mi gobierno reformuló nuestra estrategia y cambió el curso con la victoria en mente. Envié refuerzos a Iraq como parte de una política drástica que ahora se llama "el aumento de tropas".

También cambiamos la manera en que utilizamos nuestras tropas. Las tropas estadounidenses e iraquíes comenzaron a vivir juntas entre el pueblo iraquí, para ayudar a desalojar a los terroristas. Nuestras tropas se quedaron para asegurar que los terroristas no regresaran. Lanzamos un escalamiento civil para ayudar a los gobiernos locales a producir beneficios económicos tras los logros en materia de seguridad. Lanzamos un escalamiento diplomático, con una función más amplia y activa para los organismos internacionales como las Naciones Unidas y el G8. Hemos alentado a sus vecinos a ayudar a esta joven sociedad a florecer y recuperarse de la brutalidad de un dictador.

El pueblo iraquí vio estos esfuerzos, que renovaron su fe en el compromiso de Estados Unidos con la lucha. Como se pueden imaginar, durante ese periodo muchas personas se preguntaban, ¿permanecerá con nosotros Estados Unidos? ¿Comprenden nuestro profundo deseo de vivir en libertad? ¿Podemos contar con ellos? Y cuando descubrieron que podían hacerlo, lanzaron su propio escalamiento. Una cantidad cada vez mayor de líderes suníes se han puesto en contra de los terroristas y han comenzado a recuperar sus comunidades. El gobierno en Bagdad también ha hecho su parte. Han agregado más de 100,000 nuevos soldados y policías iraquíes durante el año pasado. Están comenzando a aprobar leyes en Bagdad. Aprobaron un presupuesto. puntualmente. (Risas y aplausos.)

Quienes participaron en la insurgencia ahora han decidido que quieren ser parte del gobierno. El pueblo iraquí ha comenzado a ver lo que la libertad ofrece. Han visto lo que el enemigo planea y han optado por permanecer al lado de la libertad. Y Estados Unidos los apoya. (Aplausos.)

El mes entrante, el general Petraeus y el embajador Ryan Crocker regresarán a Washington para reportar sobre el progreso en Iraq y ofrecer sus recomendaciones. Y consideraré detenidamente sus recomendaciones. Pero les puedo reportar lo siguiente: que desde el inicio del aumento de tropas, las matanzas sectarias han bajado; Al Qaida ha sido desalojado de muchos baluartes que alguna vez tuvieron. Creo firmemente que el aumento está surtiendo efecto, y también lo creen los iraquíes.

Y a cambio de nuestro éxito. en otras palabras, a medida que tengamos más éxito, las tropas podrán venir a casa. No van a regresar por razones políticas, ni porque sufrieron derrotas, ni porque lo dicen las encuestas o lo piden grupos de interés. Van a regresar a casa porque tenemos éxito. (Aplausos.) Y el paso del retorno ha sido decidido y, posteriormente, los comandantes harán una nueva evaluación. Pero les quiero asegurar algo, as como se lo aseguro a las familias de nuestros militares y a las tropas: los asuntos políticos del 2008 no van a ser parte de la ecuación. Lo que va a entrar en la ecuación es la paz para muchos años futuros. (Aplausos.)

Lo ganado en Iraq es tenue, es frágil y puede revertirse, y queda mucho más por hacer. Este enemigo es recio y ataca. usan estrategias de guerra asimétrica. Usan chalecos explosivos. Apenas ayer el enemigo causó la muerte de ocho de nuestros soldados en dos ataques separados. Y sé que me acompañarán ofreciendo sus oraciones por sus seres queridos, para que el Buen Señor les dé fortaleza y consuelo en esta difícil prueba.

Lamentamos cada una de las vidas perdidas. También sabemos que la razón por la que el enemigo usa tácticas tan brutales es porque quieren hacernos perder el valor para seguir adelante. Y francamente, en Estados Unidos eso no es difícil de hacer, porque somos un pueblo compasivo. Valoramos la vida y nos preocupamos por los demás. Realmente queremos ayudar a los demás, y cuando vemos este horrendo tipo de matanza, nos afecta, nos afecta a todos. También nos envía un claro mensaje: que debemos ser firmes y decididos. Estamos decididos a derrotar a este enemigo y. es importante que lo sepan, también lo está el pueblo de Iraq. Los millones de personas que sufrieron durante décadas de tiranía y tormento ahora están empezando a tener esperanza. Y por el bien de la seguridad, por el bien de la paz y por el bien de. una futura generación de niños, Estados Unidos ayudará a los iraquíes a tener éxito. (Aplausos.)

Y los efectos de un Iraq libre y un Afganistán libre irán más allá de las fronteras de esos dos países. Creo que el éxito de estos dos países les mostrará a otros el camino. Les mostrará a otros lo que es posible. Y nos hacemos cargo de esta labor porque creemos que todos los seres humanos fueron hechos a imagen de nuestro Creador. Por eso lo hacemos. A nadie le corresponde ser el amo, y nadie merece ser esclavo. (Aplausos.)

Las personas de todos los credos y nacionalidades merecen la oportunidad de escoger su futuro. Eso es lo que Estados Unidos cree. A fin de cuentas, esos fueron los ideales que ayudaron a crear nuestro país. Esos ideales fueron un logro honorable de nuestros fundadores, y ahora son el requisito urgente para esta generación.

La labor que nuestro país tiene ante sí es difícil y tiene riesgos. dicho simplemente, se trata de una labor ardua. Y sin embargo, no creo que eso sea razón para evitarla. Nuestros enemigos son inmisericordes, pero van a ser derrotados. (Aplausos.) Tienen la capacidad de matar a gente en un ataque suicida, sin embargo, se habrán dado cuenta de que sus líderes nunca realizan ataques suicidas. (Risas.) Pero nosotros tenemos algo más poderoso a nuestra disposición: tenemos determinación, tenemos voluntad y tenemos libertad.

La maldad en alguna de sus formas siempre existirá entre nosotros y nunca debemos temer hacerle frente. Sé que ustedes comprenden eso. También sé que comprenden que para quienes están en el frente y para quienes luchan contra la maldad, la oración puede ser de gran ayuda. Y les agradezco sus oraciones. Y les agradezco sus oraciones pidiendo consuelo para millones de personas. Y les agradezco por orar por nuestras tropas y sus familias. Y les agradezco por orar por mí. Puedo sentir sus oraciones. No tengo palabras para expresarles cuán importantes han sido para ayudarnos a Laura y a mí a sobrellevar. a hacer nuestro trabajo. Y puedo informarles lo siguiente: que las oraciones de la gente han tenido efecto en nosotros, y que ser Presidente ha sido una experiencia dichosa. (Aplausos.)

Así que les agradezco por lo que hacen. Y les doy las gracias por darme la oportunidad de venir y compartir algunas ideas con ustedes. Que Dios los bendiga, y que Dios bendiga a Estados Unidos. (Aplausos.)

END 11:42 A.M. CDT


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