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Office of the Press Secretary
28 de enero de 2003
Discurso sobre el Estado de la Nación
Sr. Presidente de la Cámara de Representantes, Vicepresidente Cheney, Miembros del Congreso, distinguidos invitados, conciudadanos:
Todos los años, por ley y por costumbre, nos reunimos aquí para considerar el estado de la nación. Este año, nos reunimos en estas cámaras extremadamente concientes de los días decisivos por delante.
Ustedes y yo servimos a nuestra patria durante una época de gran consecuencia. Durante esta sesión del Congreso, tenemos el deber de reformar los programas nacionales vitales para nuestro país... y tenemos la oportunidad de salvar millones de vidas en el extranjero de enfermedades terribles. Nos dedicaremos a una prosperidad que es extensamente compartida... y responderemos a cada uno de los peligros y a cada uno de los enemigos que amenazan al pueblo estadounidense.
Durante todos estos días de promesa y días de reflexión, podemos sentir confianza. En un torbellino de cambio y de esperanza y de peligros, nuestra fe está segura, nuestra determinación es firme y nuestra nación es fuerte.
Este país enfrenta muchos desafíos. No negaremos, no ignoraremos, no pasaremos nuestros problemas a otros Congresos, otros presidentes ni otras generaciones. Los enfrentaremos con atención y claridad y valentía.
Durante los dos últimos años, hemos visto lo que se puede lograr cuando colaboramos. Para elevar los estándares de nuestras escuelas públicas, logramos una reforma histórica de la educación... la cual ahora debe ponerse en práctica en cada una de las escuelas y en cada uno de los salones, para que cada uno de los niños en los Estados Unidos pueda leer y aprender y tener éxito en la vida. Para proteger nuestro país reorganizamos nuestro gobierno y creamos el Departamento de Seguridad del Territorio Nacional... el cual se está movilizando contra las amenazas de una nueva era. Para sacar a nuestra economía de la recesión, ofrecimos el mayor recorte tributario de la generación. Para insistir en la integridad en los negocios estadounidenses, aprobamos reformas estrictas y estamos haciendo que los criminales de las corporaciones rindan cuentas.
Quizá algunos digan que estos son buenos antecedentes. Yo los llamo un buen inicio. Esta noche, pido a la Cámara de Representantes y al Senado que se me sumen en los próximos pasos audaces para servir a nuestros conciudadanos.
Nuestro primer objetivo está claro: Debemos tener una economía que crece lo suficientemente rápido como para emplear a cada hombre y a cada mujer que busca trabajo.
Después de la recesión, los ataques terroristas, los escándalos corporativos y las bajas bursátiles, nuestra economía se está recuperando. Sin embargo, no está creciendo lo suficientemente rápido o fuerte. Al aumentar el desempleo, nuestra nación necesita que se creen más pequeñas empresas, que más compañías inviertan y sean ampliadas, que más empleadores pongan letreros que dicen, "Se necesita".
Los puestos de trabajo se crean cuando la economía crece; la economía crece cuando los estadounidenses tienen más dinero para gastar e invertir; y la mejor manera, la manera más justa de asegurarse de que los estadounidenses tengan dinero es no gravarla hasta su extinción, para comenzar.
Estoy proponiendo que se hagan permanentes y vigentes este año todos los recortes al impuesto a la renta programados para el 2004 y 2006. Y según mi plan, tan pronto como firme este proyecto de ley, este dinero adicional comenzará a figurar en los cheques de pago de los trabajadores. En vez de reducir gradualmente la penalidad al matrimonio, deberíamos hacerlo ahora. En vez de aumentar lentamente el crédito por hijo a mil dólares, debemos enviar ahora mismo los cheques a las familias estadounidenses.
Esta desgravación fiscal es para todos aquellos que pagan impuestos a la renta y será beneficiosa para nuestra economía inmediatamente. Noventa y dos millones de estadounidenses retendrán, este año, un promedio de casi $1,100 más de su propio dinero. Una familia de cuatro con ingresos de $40,000 vería un recorte en sus impuestos federales a la renta de $1,178 a $45 al año. Y nuestro plan mejorará los resultados de más de 23 millones de pequeñas empresas.
Ustedes, los miembros del Congreso, ya aprobaron todas estas reducciones y las prometieron para años futuros. Si este recorte tributario es bueno para los estadounidenses dentro de tres, cinco o siete años, es mejor aún ahora para los estadounidenses.
También revitalizamos la economía al tratar a los inversionistas equitativamente en nuestras leyes tributarias. Es justo gravar las utilidades de una compañía. No es justo volver a imponer impuestos sobre las mismas utilidades a los accionistas. Para aumentar la confianza de los inversionistas y para ayudar a casi 10 millones de ancianos que reciben ingresos de dividendos, les pido que pongan fin a la doble imposición de los dividendos.
Los impuestos más bajos y la mayor inversión contribuirán a que esta economía crezca. Más puestos de trabajo significan más contribuyentes y mayores ingresos para nuestro gobierno. La mejor manera de abordar el déficit y dirigirnos hacia un presupuesto equilibrado es fomentar el crecimiento económico y mostrar cierta disciplina fiscal en Washington, D.C. Debemos trabajar juntos para financiar no sólo nuestras prioridades más importantes. Les remitiré un presupuesto que aumenta los gastos discrecionales en 4 por ciento al año... casi tanto como se prevé que aumenten los ingresos de una familia promedio. Y ese es un buen punto de referencia para nosotros: Los gastos federales no deben aumentar más rápidamente que los cheques de pago de las familias estadounidenses.
Una economía en crecimiento y un énfasis en las prioridades esenciales también serán cruciales para el futuro del Seguro Social. Al continuar colaborando para mantener el Seguro Social en buen estado y seguro, debemos ofrecer a los trabajadores jóvenes una oportunidad de invertir en cuentas para la jubilación de las cuales tendrán control y serán dueños.
Nuestro segundo objetivo es la atención médica de alta calidad y asequible para todos los estadounidenses.
El sistema estadounidense de medicina es un modelo de habilidad e innovación con un ritmo de descubrimiento que está añadiendo años a nuestras vidas. Sin embargo, para mucha gente, la atención de la salud cuesta demasiado y muchos carecen de seguro alguno. Estos problemas no se solucionarán con un sistema nacionalizado de atención de la salud que impone la cobertura y raciona la atención. En vez, debemos dedicarnos a un sistema en el cual todos los estadounidenses tienen una buena póliza de seguro, seleccionan a sus propios médicos, y los ancianos y los estadounidenses de bajos ingresos reciben la ayuda que necesitan. En vez de burócratas y abogados litigantes y organizaciones para el mantenimiento de la salud, debemos volver a poner a los médicos y enfermeros y pacientes a cargo de la medicina estadounidense.
Las reformas a la atención de la salud deben comenzar con Medicare, porque Medicare es el compromiso vinculante de una sociedad compasiva. Debemos renovar nuestro compromiso al proporcionar a los ancianos acceso a la medicina preventiva y a los nuevos medicamentos que están transformando la atención de la salud en los Estados Unidos.
Los ancianos que estén contentos con su sistema actual de Medicare deberían poder mantener el seguro tal como es. Y así como ustedes, los miembros del Congreso, y su personal y otros empleados federales, todos los ancianos deberían tener la opción de un plan de seguro médico que ofrece medicamentos recetados. Mi presupuesto dedicará $400,000 millones adicionales durante la próxima década a reformar y fortalecer Medicare. Los líderes de ambos partidos políticos han hablado durante años sobre el fortalecimiento de Medicare. Insto a los miembros de este nuevo Congreso a que adopten medidas este año.
Para mejorar nuestro sistema de atención de la salud, debemos afrontar cada una de las causas principales de los costos más elevados: la amenaza constante de que los médicos y los hospitales sean demandados injustamente.
Debido a la litigación excesiva, todos pagan más por la atención médica y muchas regiones de los Estados Unidos están perdiendo médicos excelentes. Nadie ha sido curado jamás por una demanda frívola. Insto al Congreso a que apruebe las reformas a la responsabilidad médica.
Nuestro tercer objetivo es promover la independencia energética de nuestro país a la vez que mejoramos el medio ambiente sustancialmente.
Les he remitido un plan energético integral para promover la eficiencia y conservación energética, desarrollar tecnología menos contaminante y producir más energía dentro del país. Les he remitido la ley Clear Skies (Cielos Despejados) que impone un recorte de 70 por ciento en la contaminación ambiental proveniente de las plantas energéticas durante los próximos 15 años. Les he remitido la iniciativa Healthy Forests (Bosques Sanos) para ayudar a prevenir los incendios catastróficos que son devastadoras para las comunidades, matan a los animales silvestres y queman miles de millones de valorados acres de bosques.
Los insto a que aprueben estas medidas, por el bien de tanto nuestro medio ambiente como nuestra economía. Es más, les pido que den un paso crucial y protejan nuestro medio ambiente de maneras que las generaciones anteriores a la nuestra jamás podrían haberse imaginado. Durante este siglo, el mayor logro ambiental resultará no de las demandas interminables u órdenes o reglas de control, sino de la tecnología y la innovación. Esta noche estoy proponiendo $1,200 millones en fondos para la investigación de manera que los Estados Unidos puedan liderar al mundo en el desarrollo de automóviles a hidrógeno.
Una simple reacción química entre el hidrógeno y el oxígeno genera energía, la cual puede utilizar un carro, lo cual produce solamente agua, no emanaciones de escape. Con un compromiso nacional, nuestros científicos e ingenieros se sobrepondrán a los obstáculos de llevar a estos autos del laboratorio a la sala de exhibición, de manera que la energía del primer carro conducido por un niño nacido hoy pueda ser suministrada por el hidrógeno y no sea contaminante. Súmense a mí en esta importante innovación para hacer que nuestro aire sea significativamente más puro y nuestro país dependa mucho menos en las fuentes extranjeras de energía.
Nuestro cuarto objetivo es aplicar la compasión de los Estados Unidos a los problemas más arraigados de los Estados Unidos. Para tantos en nuestro país -- los desalojados, los huérfanos, los adictos -- las necesidades son muchas. Sin embargo existe el poder, poder que logra maravillas, en la bondad y el idealismo y la fe del pueblo estadounidense.
Los estadounidenses realizan la labor de la compasión todos los días al visitar a los prisioneros, darles albergue a las mujeres maltratadas, acompañando a los ancianos solitarios. Estas buenas obras merecen nuestra alabanza, merecen nuestro apoyo personal y, cuando sea apropiado, merecen la ayuda de nuestro gobierno. Los insto a que aprueben tanto mi iniciativa Basada en la Fe como la Citizen Service Act (Ley de Servicio por los Ciudadanos) para fomentar los actos de compasión que pueden transformar a los Estados Unidos, un corazón y un alma a la vez.
El año pasado, hice un llamado a mis conciudadanos a que participaran en el USA Freedom Corps, el cual está reclutando a decenas de miles de voluntarios en todos los Estados Unidos. Esta noche pido al Congreso y al pueblo estadounidense que concentren el espíritu de servicio y los recursos del gobierno en las necesidades de algunos de nuestros ciudadanos más vulnerables: los niños y las niñas que tratan de crecer sin orientación ni atención y los niños que tienen que cruzan los portones de una prisión para ser abrazados por su mamá o papá. Propongo una iniciativa de $450 millones de dólares para proporcionarles tutores a más de un millón de estudiantes desfavorecidos de enseñanza media y a los hijos de los prisioneros. El gobierno apoyará la capacitación y el reclutamiento de los tutores; sin embargo, son los hombres y las mujeres de los Estados Unidos lo que aliviarán la necesidad. Un tutor, una persona, puede cambiar una vida para siempre y los insto a que sean esa persona.
Otra causa de desesperanza es la adicción a las drogas. La adicción se interpone a la amistad, la ambición, las creencias morales y reduce toda la abundancia de la vida a un sólo deseo destructivo. Como gobierno, estamos combatiendo las drogas ilegales al interrumpir el suministro y reducir la demanda por medio de los programas de educación contra las drogas. Sin embargo, para aquellos que ya son adictos, la lucha contra las drogas es una lucha de toda una vida.
Demasiados estadounidenses en busca de tratamiento no pueden obtenerlo. Entonces, esta noche propongo un nuevo programa de $600 millones para ayudar a 300,000 estadounidenses adicionales a recibir tratamiento durante los próximos tres años.
Nuestra nación está dotada de programas de recuperación que realizan una labor asombrosa. Uno de ellos se encuentra en la Healing Place Church en Baton Rouge, Louisiana. Un hombre en el programa dijo, "Dios hace milagros en las vidas de la gente y uno nunca piensa que podría ser uno mismo". Esta noche, llevemos a todos los estadounidenses que luchan contra la adicción a las drogas este mensaje de esperanza: El milagro de recuperación es posible y podría ser usted.
Al encargarnos de los niños que necesitan tutores y de hombres y mujeres adictos que necesitan tratamiento, estamos forjando una sociedad más acogedora, una cultura que valora cada una de las vidas. Y en esta labor no debemos pasar por alto a los más débiles entre nosotros. Les pido que protejan a los bebés durante la hora del nacimiento propio y pongan fin a la práctica de los abortos de parto parcial. Y ya que ninguna vida humana debe iniciarse ni concluirse como el motivo de un experimento, les pido que establezcan estándares altos para la humanidad y aprueben una ley contra la clonación humana.
Las cualidades de valor y compasión a que aspiramos en los Estados Unidos también determinan nuestra conducta en el extranjero. La bandera estadounidense representa más que nuestro poder y nuestros intereses. Nuestros fundadores dedicaron este país a la causa de la dignidad humana, a los derechos de cada persona y las posibilidades de cada vida. Esta creencia nos lleva al mundo para ayudar a los afligidos y defender la paz y contrarrestar los planes de hombres malvados. En Afganistán, ayudamos a liberar a un pueblo oprimido y continuaremos ayudándolo a proteger a su país, reconstruir su sociedad y educar a todos sus niños -- niños y niñas. En el Medio Oriente, continuaremos buscando la paz entre un Israel seguro y una Palestina democrática. En toda la Tierra, Estados Unidos alimenta a los hambrientos; más de 60 por ciento de los alimentos de la ayuda internacional es un obsequio del pueblo de los Estados Unidos.
Mientras nuestra nación desplaza tropas y forja alianzas para que el mundo sea más seguro, debemos también recordar nuestro llamado, como país bienaventurado, a hacer que este mundo sea mejor. Actualmente, en el continente africano, casi 30 millones de personas tienen el virus del SIDA, entre ellos tres millones de niños menores de 15 años. Existen países enteros en África donde más de un tercio de la población adulta está infectado. Más de cuatro millones requieren tratamiento con medicamentos inmediatamente. Sin embargo, en todo el país, solamente 50,000 víctimas del SIDA, solamente 50,000, reciben los medicamentos que necesitan.
Ya que un diagnóstico de SIDA es considerado una sentencia de muerte, muchos no buscan tratamiento. Casi todos los que lo hacen son rechazados. Un médico en la región rural de Sudáfrica describe su frustración. Dice, "No tenemos medicamentos. Muchos hospitales dicen, 'Tiene SIDA. No podemos ayudarlo. Vaya a su casa a morir' ".
En una era de medicamentos milagrosos, nadie debería escuchar esas palabras. El SIDA puede prevenirse. Los medicamentos antiretrovíricos pueden prolongar la vida muchos años. Y el costo de dichos medicamentos ha disminuido de $12,000 al año a menos de $300
al año, lo cual pone una posibilidad tremenda a nuestro alcance.
Damas y caballeros, rara vez la historia ha ofrecido una oportunidad mejor de hacer tanto por tantos. Hemos enfrentado y continuaremos enfrentando el VIH/SIDA en nuestro propio país. Y para afrontar una crisis severa y urgente en el extranjero, esta noche propongo el Emergency Plan for AIDS Relief (Plan de Emergencia para la Mitigación del SIDA), una obra de misericordia que va más allá de todos los esfuerzos internacionales por ayudar a la gente de África. Este plan integral prevendrá siete millones de infecciones nuevas de SIDA, tratará a por lo menos dos millones de personas con medicamentos que prolongan la vida, y prestará atención compasiva a millones de personas que padecen del SIDA y a los niños a los cuales el SIDA ha dejado huérfanos. Pido al Congreso que consigne $15,000 millones durante los próximos cinco años, entre ellos casi $10,000 millones en fondos nuevos, para cambiar el rumbo del SIDA en la mayoría de las naciones afligidas del África y del Caribe.
Está nación puede liderar al mundo en prevenir que una plaga de esta naturaleza afecte a personas inocentes. Y esta nación está liderando al mundo en enfrontar y vencer el mal del terrorismo internacional, el cual el hombre creó.
En estos días, el pueblo estadounidense no escucha noticias sobre la guerra contra el
terrorismo. No pasa un día en que no me entere de otra amenaza o no reciba informes sobre operaciones en curso o no dé una orden en esta guerra mundial contra una red dispersa de asesinos. La guerra continúa y estamos ganando.
Hasta la fecha hemos arrestado o lidiado de otra manera con muchos de los comandantes clave de al-Qaida. Incluyen un hombre que dirigió la logística y el financiamiento de los ataques del
11 de septiembre, el jefe de operaciones de al-Qaida en el Golfo Pérsico que planeó los ataques con bombas contra nuestras embajadas en África Oriental y el USS Cole... un jefe de operaciones de al-Qaida del Sudeste de Asia... un antiguo director de los campamentos de entrenamiento de al-Qaida en Afganistán... un operativo clave de al-Qaida en Europa... y un líder importante de al-Qaida en Yemen. Con todo, más de 3,000 presuntos terroristas han sido arrestados en muchos países. Y muchos otros han corrido un destino distinto. Ya no son un problema para los Estados Unidos ni para nuestros amigos y aliados.
Colaboramos estrechamente con otros países para prevenir ataques futuros. Estados Unidos
y los países de la coalición han descubierto e interrumpido conspiraciones terroristas que tenían como blancos la embajada estadounidense en Yemen, la embajada estadounidense en Singapur, una base militar saudita, y embarcaciones en el estrecho de Hormuz y el estrecho de Gibraltar. Hemos acabado con células de al-Qaida en Hamburgo y Milán y Madrid y Londres y París... además de Buffalo, Nueva York.
Hemos puesto a los terroristas en fuga y los estamos manteniendo en fuga. Uno por uno, los terroristas aprenden el significado de la justicia estadounidense.
Al librar esta guerra, recordaremos dónde se inició: acá, en nuestro propio país. Este gobierno está tomando medidas sin precedente para proteger a nuestro pueblo y defender nuestro territorio nacional. Hemos intensificado la seguridad en nuestras fronteras y puertos de entrada al destacar a más de 50,000 inspectores federales recientemente capacitados en los aeropuertos, al comenzar a vacunar contra la viruela a las tropas y a aquellos que son los primeros en responder y al desplegar la primera red de sensores de alerta temprana de la nación para detectar ataques biológicos. Y este año, por primera vez, comenzamos a montar una defensa para proteger a la nación de los misiles balísticos.
Agradezco al Congreso por respaldar estas medidas. Les pido esta noche que contribuyan a nuestra seguridad futura con un programa importante de investigación y producción para proteger a nuestro pueblo del terrorismo biológico, denominado el proyecto Bioshield. El presupuesto que les remit propondrá casi $6,000 millones para rápidamente poner a la disposición vacunas y tratamientos eficaces contra agentes tales como en ántrax (carbunco), la toxina botulínica, Ebola y la peste. Debemos asumir que nuestros enemigos utilizarían dichas armas y debemos tomar medidas antes de que estos peligros se nos presenten.
Desde el 11 de septiembre, nuestras agencias de inteligencia y de la ley han colaborado más estrechamente que nunca para seguirles el rastro a los terroristas y desorganizarlos. El FBI está mejorando su habilidad de analizar inteligencia y transformarse para afrontar amenazas nuevas. Y esta noche, instruyo a los líderes del FBI, Central Intelligence y la Seguridad del Territorio Nacional, y el Departamento de Defensa a que desarrollen un Terrorist Threat Integration Center (Centro de Integración de Amenazas Terroristas), para que reúnan y analicen toda la información sobre las amenazas en un sólo lugar. Nuestro gobierno debe disponer de la mejor información posible, y la utilizaremos para asegurarnos de que las personas adecuadas estén en los lugares adecuados para proteger a nuestros ciudadanos.
Nuestra guerra contra el terrorismo es una contienda de voluntades en la cual la perseverancia es el poder. En las ruinas de las dos torres, el muro occidental del Pentágono, en un campo en Pennsylvania, esta Nación hizo una promesa y renovamos esa promesa esta noche: Cualquiera que sea la duración de esta lucha y cualesquiera las dificultades que presente, no permitiremos el triunfo de la violencia en las relaciones entre los hombres: Las personas libres determinarán el curso de la historia.
Actualmente, el peligro más grave en la guerra contra el terrorismo, el peligro más grave que enfrentan los Estados Unidos y el mundo, son los regímenes al margen de la ley que buscan y poseen armas nucleares, químicas y biológicas. Estos regímenes podrían utilizar tales armas para la extorsión, el terrorismo y el asesinato en masa. Podrían también dar o vender dichas armas a sus terroristas aliados, quienes las utilizarían sin la menor vacilación.
Esta amenaza es nueva; el deber de los Estados Unidos es conocido. Durante el siglo XX, grupos pequeños de hombres se apoderaron del control de grandes naciones, formaron ejércitos y crearon arsenales, y se dispusieron a dominar a los débiles e intimidar al mundo. En cada uno de los casos, sus ambiciones de crueldad y asesinato no tenían límite. En cada uno de los casos, las ambiciones del hitlerismo, militarismo y comunismo fueron derrotadas por la voluntad de los pueblos libres, por la fuerza de las grandes alianzas y por el poder de los Estados Unidos de Norteamérica. Ahora, durante este siglo, ha resurgido la ideología de poder y dominación y pretende obtener el arma máxima del terror. Nuevamente, esta nación y nuestros amigos son todo lo que se antepone entre un mundo en paz y un mundo en caos y constante alarma. Nuevamente, se nos llama a defender la seguridad de nuestro pueblo y las esperanzas de la humanidad. Y aceptamos esta responsabilidad.
Estados Unidos hace un esfuerzo extenso y resuelto para enfrontar estos peligros. Hemos pedido a las Naciones Unidas que cumpla con su Carta y se mantenga firme en su demanda de que Iraq deponga las armas. Respaldamos firmemente a la International Atomic Energy Agency en su misión de vigilar y controlar los materiales nucleares en todo el mundo. Colaboramos con otros gobiernos para proteger los materiales nucleares en la antigua Unión Soviética y para darle mayor fuerza a los tratados mundiales que prohíben la producción y la distribución de tecnologías de misiles y armas de destrucción en masa.
Sin embargo, en todos estos esfuerzos, el propósito de Estados Unidos es más que seguir un procedimiento: Es lograr un resultado: acabar con las terribles amenazas contra el mundo civilizado. Les incumbe a todas las naciones libres prevenir los ataques repentinos y catastróficos. Les estamos pidiendo que se nos sumen y muchas lo están haciendo. Sin embargo, el curso de esta nación no depende de las decisiones de otros. Cualquier acción que se requiera, cuando quiera que se requiera la acción, defender la libertad y la seguridad del pueblo estadounidense.
Las amenazas diferentes requieren estrategias diferentes. En Irán, continuaremos viendo un
gobierno que reprime a su pueblo, anda tras las armas de destrucción en masa y respalda el terrorismo. También vemos en los ciudadanos iraníes que corren el riesgo de la intimidación y la muerte al hablar libremente a favor de la libertad, los derechos humanos y la democracia. Los iraníes, como todos los pueblos, tienen el derecho de elegir su propio gobierno y determinar su propio destino, y Estados Unidos respalda sus aspiraciones de vivir en libertad.
En la península coreana, un régimen opresivo rige a un pueblo que vive en temor y la hambruna. Durante los años 1990, los Estados Unidos dependió de un marco negociado para prevenir que Corea del Norte obtuviera armas nucleares. Ahora sabemos que ese régimen estaba engañando al mundo y desarrollando dichas armas desde el principio. Y actualmente, el régimen de Corea del Norte está utilizando su programa nuclear para incitar temor y buscar concesiones. Estados Unidos y el mundo no serán extorsionados. Estados Unidos está colaborando con los países de la región -- Corea del Sur, Japón, China y Rusia -- para encontrar una solución pacífica y para mostrar al gobierno de Corea del Norte que las armas nucleares resultarán en aislamiento, estancamiento económico y más penuria. El régimen de Corea del Norte recibirá el respeto del mundo y logrará el resurgimiento de su pueblo solamente cuando abandone sus ambiciones nucleares.
Nuestra nación y el mundo deben aprender las lecciones de la Península de Corea y no permitir que surja una amenaza aún mayor en Iraq. No se debe permitir que un dictador brutal con una trayectoria de agresión peligrosa, con vínculos con el terrorismo, con una gran riqueza potencial, domine a una región vital y amenace a los Estados Unidos.
Hace doce años, Saddam Hussein enfrentó la perspectiva de ser la última baja en una guerra que había iniciado y perdió. Para salvarse, acordó deponer todas las armas de destrucción en masa. Durante los próximos 12 años, ha violado el acuerdo sistemáticamente. Hace casi tres años, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas dio a Saddam Hussein su última oportunidad de desarmarse. Ha mostrado, en vez, su absoluto desdén hacia las Naciones Unidas y la opinión mundial.
Los 108 inspectores de la ONU no fueron enviados en una búsqueda del tesoro de materiales escondidos a lo largo de un país del tamaño de California. La labor de los inspectores es verificar que el régimen de Iraq se est desarmando. Es responsabilidad de Iraq mostrar exactamente dónde está escondiendo sus armas prohibidas, poner esas armas a la vista del mundo, y destruirlas tal como se le ha ordenado. No ha sucedido tal cosa.
La ONU concluyó en 1999 que Saddam Hussein tenía suficientes materiales para armas biológicas para producir más de 25,000 litros de ántrax; suficientes dosis para matar a varios millones de personas. No ha dado cuentas sobre ese material. No ha presentado pruebas que lo ha destruido.
Nuestros agentes de inteligencia estiman que Saddam Hussein contaba con material para
producir hasta 500 toneladas de sarin, gas mostaza y el agente nervioso VX. En tales cantidades, estos agentes químicos también pueden matar a miles incontables. No ha dado cuenta de ese material. No ha mostrado pruebas de que las haya destruido.
Los datos de inteligencia de Estados Unidos indican que Saddam Hussein tenía más de 30,000 proyectiles capaces de transportar agentes químicos. Los inspectores recientemente descubrieron 16 de ellos, a pesar de la declaración reciente de Iraq que negaba su existencia. Saddam Hussein no ha dado cuenta de las restantes 29,984 de esas municiones prohibidas. No ha mostrado pruebas de que las haya destruido.
Sabemos por medio de tres desertores iraquíes que a fines de la década de 1990, contaba con varios laboratorios móviles de fabricación de armas biológicas. Estos están diseñados para producir agentes de guerra con gérmenes y pueden ser trasladados de un lugar a otro para evadir a los inspectores. Saddam Hussein no ha revelado estas instalaciones. No ha mostrado pruebas de que las haya destruido.
La International Atomic Energy Agency confirmó en la década de 1990 que Saddam
Hussein tenía un programa de fabricación de armas nucleares avanzadas, tenía un diseño para una arma nuclear y que estaba trabajando en cinco métodos distintos para enriquecer uranio para una bomba. El gobierno británico se ha enterado que Saddam Hussein trató recientemente de obtener cantidades considerables de uranio de África. Nuestras fuentes de inteligencia nos dicen que ha tratado de comprar tubos de aluminio de alta resistencia apropiados para la producción de armas nucleares. Saddam Hussein no ha explicado estas actividades de manera creíble. Está claro que tiene mucho que ocultar.
El dictador de Iraq no se está desarmando. Al contrario, está engañando. Sabemos por medio de nuestras fuentes de inteligencia, por ejemplo, que miles de miembros del personal de seguridad iraquí se dedican a ocultar de los inspectores de la ONU documentos y materiales, limpiando los lugares de inspección y vigilando a los propios inspectores. Los funcionarios iraquíes acompañan a los inspectores para intimidar a los testigos. Iraq está bloqueando los vuelos U-2 de vigilancia solicitados por las Naciones Unidas. Los oficiales de inteligencia iraquíes se hacen pasar por los científicos que se supone que los inspectores entrevisten. Los verdaderos científicos han sido instruidos sobre qué decir por los funcionarios iraquíes. Y las fuentes de inteligencia indican que Saddam Hussein ha ordenado que se mate a los científicos que cooperen con los inspectores de la ONU para desarmar a Iraq, y a sus familias.
Año tras año, Saddam Hussein has llegado a extremos, gastado enormes cantidades de dinero, asumido grandes riesgos para construir y mantener armas de destrucción en masa. Pero, ¿por qué? La única explicación posible, el único uso posible que podría tener para esas armas, es dominar, intimidar o atacar. Con armas nucleares o un arsenal completo de armas químicas y biológicas, Saddam Hussein podría reanudar sus ambiciones de conquista en el Medio Oriente y crear un caos mortífero en la región. Y este Congreso y el pueblo estadounidense deben reconocer otra amenaza. Las pruebas de las fuentes de inteligencia, comunicaciones secretas y
declaraciones por personas actualmente bajo custodia muestran que Saddam Hussein ayuda y protege a los terroristas, incluso a los miembros de al- Qaida. En secreto y sin dejar huellas, podría proporcionar una de sus armas secretas a los terroristas o ayudarlos a desarrollar las suyas propias.
Antes del 11 de septiembre de 2001, muchos en el mundo creían que Saddam Hussein podía ser contenido. Pero los agentes químicos y los virus mortíferos y las redes terroristas tenebrosas no se contienen fácilmente. Imagínense a aquellos 19 secuestradores con otros tipos de armas y otros planes, esta vez armados por Saddam Hussein. Bastaría un sólo vial, un frasco, una caja introducida a este país para ocasionar un día de horror como ninguno que nunca nadie haya visto. Haremos todo lo que esté a nuestro alcance para asegurarnos de que nunca llegue ese día.
Algunos han dicho que no debemos actuar hasta que la amenaza sea inminente. ¿Desde cuándo anuncian los terroristas y los tiranos sus intenciones y nos avisan amablemente antes de atacar? Si se permite que surja esta amenaza de manera plena y repentina, todas las medidas, todas las palabras y todas las recriminaciones llegarán demasiado tarde. Confiar en la cordura y el control de Saddam Hussein no es una estrategia ni una opción.
Este dictador que monta las armas más peligrosas del mundo ya las ha utilizado contra villas íntegras, dejando muertos, ciegos o desfigurados a miles de sus propios ciudadanos. Los refugiados iraquíes nos cuentan como se obtuvieron confesiones forzadas al torturar a los niños mientras se hacía que sus padres observaran. Los grupos internacionales de derechos humanos han catalogado otros métodos utilizados en las cámaras de tortura de Iraq: el choque eléctrico, la quemadura con hierros calientes, el derrame de ácido sobre la piel, la mutilación con taladros eléctricos, el corte de la lengua y la violación.
Si esto no es maldad, la maldad no tiene significado. Y esta noche tengo un mensaje para el pueblo valiente y oprimido de Iraq: Su enemigo no rodea a su país; su enemigo gobierna su país. Y el día en que se le sacará a él y a su régimen del poder será el día de su liberación.
El mundo ha esperado 12 años a que Iraq se desarme. Estados Unidos no aceptará una amenaza grave y en crecimiento contra nuestro país, nuestros amigos y nuestros aliados. Estados Unidos pedirá al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que se reúna el 5 de febrero para considerar los hechos sobre el desafío continuo de Iraq al mundo. El Secretario de Estado Powell presentará información y datos acerca de los programas de armas ilegales de Iraq; sus intentos por esconder dichas armas de los inspectores; y sus vínculos con los grupos
terroristas. Consultaremos con ellos, pero que no haya malentendidos: Si Saddam Hussein no se desarma totalmente, por la seguridad de nuestro pueblo y por la paz del mundo, dirigiremos una coalición para desarmarlo.
Esta noche también tengo un mensaje para los hombres y las mujeres que mantendrán la paz, los miembros de las fuerzas armadas estadounidenses: Muchos de ustedes se congregan en el Medio Oriente y en lugares cercanos y es posible que tengan por delante horas cruciales. Durante esas horas, el éxito de nuestra causa dependerá de ustedes. Su capacitación los ha preparado. Su honor los guiará. Ustedes creen en los Estados Unidos y Estados Unidos cree en ustedes.
Enviar a estadounidenses al combate es la decisión más grave que puede tomar un Presidente. Las tecnologías de la guerra han cambiado. Los riesgos y el sufrimiento de la guerra no han cambiado. Para los valientes estadounidenses que corren el riesgo, ninguna victoria está libre de dolor.
Esta nación lucha con renuencia, porque conocemos el precio y anticipamos de mala gana los días de duelo que siempre resultan.
Buscamos la paz. Nos esforzamos por lograr la paz. Y a veces, se debe defender la paz. Un futuro vivido a merced de amenazas terribles no es paz en absoluto. Si se nos fuerza a la guerra, lucharemos por una causa justa y de manera justa, protegiendo a los inocentes de todas las maneras posibles. Y si se nos impone la guerra lucharemos con toda la fuerza y el poderío de las fuerzas armadas de los Estados Unidos... y prevaleceremos. Y así como lo estamos haciendo nosotros y nuestros aliados en la coalición en Afganistán, llevaremos al pueblo iraquí alimentos, medicamentos y suministros... y libertad.
Muchos desafíos, tanto en el extranjero como en el país, han llegado durante una sola temporada. En dos años, Estados Unidos ha pasado de un sentido de invulnerabilidad a una conciencia del peligro... de división amarga sobre asuntos pequeños a la calmada unidad de las grandes causas. Y proseguimos con confianza, porque este llamado de la historia le ha llegado al país apropiado.
Los estadounidenses somos un pueblo resuelto que se ha puesto a la altura de cada prueba de nuestros tiempos. La adversidad ha revelado el carácter de nuestro país al mundo y a nosotros mismos.
Estados Unidos es una nación fuerte y honorable en el uso de nuestra fuerza. Ejercemos el poder sin conquista y nos sacrificamos por la libertad de desconocidos.
Los estadounidenses somos un pueblo libre, que sabe que la libertad es el derecho de cada persona y el futuro de cada nación. La libertad que apreciamos no es el regalo de los Estados Unidos al mundo. Es el regalo de Dios a la humanidad.
Los estadounidenses tenemos fe en nosotros mismos pero no sólo en nosotros mismos. No decimos que conocemos todos los designios de la Providencia, pero confiamos en ellos y ponemos nuestra confianza en el Dios que nos ama, responsable por toda la vida y por toda la historia.
Que Dios nos guíe ahora y que Dios siga bendiciendo a los Estados Unidos de América.
Gracias.